Siempre
se han asociado los colores claros a la primavera y al verano, dejando los más
oscuros para el otoño e invierno sin embargo, esta idea cada año tiene menos
peso y, afortunadamente, los pasteles siguen presentes en nuestros armarios
cuando bajan las temperaturas. Por eso hoy os voy a recomendar el blanco y no
en pequeñas dosis sino en grandes, es decir, en total looks.
Algo que se tiene que tener en cuenta a la hora de vestir de
blanco en invierno es que no todas las prendas veraniegas que tenemos son aptas
para la estación en la que estamos. Algunas sí se pueden reciclar pero dejad
las transparencias y los calados para otro momento; os aseguro que no es una
misión imposible encontrar ropa blanca en invierno.
Lo bueno de los total white es que se adaptan perfectamente a
cualquier ocasión, tanto desde los más formales para ir a trabajar, o más
informales y desenfadados con deportivas o manoletinas.
Un total white muy fácil de copiar y con el que siempre se
acierta es con vaqueros blancos (pitillo, boyfriend, etc.) y camisa o jersey
gordito de punto y, para que veáis que no miento, podéis añadir unas deportivas
o unos salones o botines.
En cuanto a los accesorios, podéis seguir con la gama de blancos
o pasteles o completar los estilismos con colores llamativos como el amarillo o
el azul eléctrico o con básicos como el rojo, el negro o el marrón.
Y después de todo esto solo me queda decir: ¡no te olvides del blanco en invierno!
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